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Los pilares de una Construcción

Pra. Silvia Dragotto
2/11/2025

Los pilares de la construcción

Salmo 127:1 “Si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo”


Introducción

Todos estamos construyendo algo: una vida, una familia, un ministerio, un futuro. Pero el verdadero éxito no se mide por cuánto logramos, sino por quién es el fundamento.
Podemos tener buenas intenciones, planes y esfuerzo, pero si Dios no está en el centro, todo se vuelve frágil. Nuestro desafío no es solo construir, sino construir con Dios. Por eso aprenderemos los 4 pilares para edificar con Dios en el centro a través de la vida de estos 4 personajes históricos de la Biblia.

1. Construir con fe como Noé

Hebreos 11:7 “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia.”

Noé creyó en algo que nunca antes había visto, por años estuvo construyendo el arca para el gran diluvio que se venía sin que aún haya llovido sobre la tierra. Mientras todos a su alrededor se burlaban, él siguió obedeciendo. Su fe no fue solo una idea o una emoción: se demostró en una acción concreta.

La fe no niega la realidad, pero elige creerle a Dios por encima de lo visible. Es caminar en dirección a una promesa, incluso cuando el camino parece vacío o incierto.

Hebreos 11:1 “La fe es la confianza de que lo que hemos recibido de Dios es real, aunque no lo veamos. Es la certeza de que algo existe, aunque no lo hayamos visto.”

La fe se alimenta de lo que escuchamos. Por eso necesitamos llenar nuestro corazón con la voz de Dios más que con las voces del miedo, la duda o la opinión de los demás.

Romanos 10:17 “ Así que la fe viene por oír el mensaje, y el mensaje viene por medio de la palabra de Cristo.”

La fe sólida levanta estructuras firmes, aun en medio de la incredulidad. Obedezcamos aun cuando no comprendemos la imagen completa.

¿Estoy construyendo mi vida por lo que veo o por lo que Dios dijo?

2. Construir con obediencia como Moíses.

Éxodo 40:16 “Moisés hizo todo conforme a lo que el Señor le había mandado.”
Exodo: 25: 8-9 “Haz que el pueblo de Israel me construya un santuario, para que yo habite entre ellos. Deberás construir este tabernáculo y los muebles que contiene según el diseño que te mostraré.”
Éxodo 24:3-4 “Luego Moisés bajó del monte y le repitió al pueblo todas las instrucciones y las ordenanzas del Señor. Y todo el pueblo respondió en un solo grito: ‘Haremos todo lo que el Señor nos ha ordenado’. Entonces Moisés escribió cuidadosamente todas las instrucciones del Señor.”

Moisés no improvisó ni hizo las cosas a su manera. Cada instrucción que Dios le dio para el tabernáculo fue obedecida con precisión, porque entendía que no estaba construyendo cualquier cosa: estaba preparando un lugar para la presencia de Dios.

La obediencia no se trata de actuar por costumbre ni sin pensar; es confiar en que el plan de Dios siempre es mejor que el nuestro. A veces no entendemos el por qué de cada paso, pero confiar en Su dirección nos asegura que el resultado será perfecto.

1 Samuel 15:22 “Pero Samuel respondió: ‘¿Qué es lo que más le agrada al Señor: tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcamos su voz? Escucha, la obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.”

El mejor sacrificio que podemos ofrecerle a Dios no son nuestras obras ni nuestros logros, sino un corazón que obedece. Cada vez que decimos “sí, Señor”, estamos edificando conforme al diseño perfecto que Él preparó para nuestra vida.

No construyas a tu manera: deja que Dios sea el arquitecto.

¿Estoy siguiendo las instrucciones divinas o mis propios planes?

3. Construir con valor y coraje como los discípulos.

Hechos 4:13 “Los miembros del Concilio quedaron asombrados cuando vieron el valor de Pedro y de Juan, porque veían que eran hombres comunes y sin preparación especial en las Escrituras. También los reconocieron como hombres que habían estado con Jesús.”

Los primeros discípulos edificaron la Iglesia en medio de la oposición. No eran líderes influyentes ni personas con gran preparación, pero su valentía provenía del Espíritu Santo. Así como Esteban, quien lleno del Espíritu Santo no temió a la muerte y siguió profesando que Jesús es el Señor aún cuando sus acusadores lo iban a apedrear.

Hechos 7:55-59 “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, levantó la vista al cielo y vio la gloria de Dios, y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Y les dijo: “¡Miren! Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios”. Entonces ellos se taparon los oídos y, gritando, se lanzaron sobre él. Lo arrastraron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Sus acusadores se quitaron los mantos y los pusieron a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oró: Señor Jesús, recibe mi espíritu”

Y Pablo que en sus cartas relataba las dificultades de compartir el evangelio.

2 Corintios 11: 24-25 “En cinco ocasiones distintas los líderes judíos me dieron treinta y nueve latigazos. Tres veces me golpearon con varas, una vez fui apedreado, tres veces sufrí naufragios, una vez pasé toda una noche y todo un día a la deriva en el mar.”

Agradezcamos a Dios que hoy no vivimos en las mismas circunstancias y que podemos compartir el evangelio libremente. Pero ciertamente, habrá oposición cuando entregamos nuestras vidas a Jesús, eso puede ser desde las burlas de familiares, amigos, compañeros de trabajo o hasta amenazas que pueden causar gran temor en nosotros.

El valor no significa no sentir miedo, sino avanzar confiando en Dios a pesar de él; es la chispa inicial que te hace dar el primer paso frente al miedo. El coraje es la fuerza para seguir firmes cuando las pruebas se alargan y la fe es puesta a pruebas; nos permite persistir en la fe, obediencia y servicio, aunque las circunstancias sean difíciles.

Cada acto de valentía edifica tu vida y tu generación.

Dato curioso:

El famoso himno "He decidido seguir a Cristo" tiene su origen en la India y se basa en la vida de un hombre que, junto a su familia, decidió seguir a Cristo aun ante la amenaza de muerte. Cuando el jefe de su aldea les exigió renunciar a su fe, él respondió cantando. A pesar de perder a sus hijos y luego a su esposa, continuó proclamando su decisión de seguir a Jesús: “La cruz delante, el mundo atrás”.

Finalmente, fue ejecutado, pero su fidelidad inspiró la conversión del jefe de la aldea y de toda la comunidad.

Esta historia nos recuerda que seguir a Cristo puede tener un costo alto, pero también muestra que la fidelidad en medio de la adversidad deja un legado eterno.

Hoy, millones de cristianos en todo el mundo siguen cantando: “He decidido seguir a Cristo… La cruz delante, el mundo atrás”, reafirmando que su vida y obra permanecen firmes sobre el fundamento de Jesús.

¿Estoy dejando que el temor detenga lo que Dios quiere construir en mí?

4. Construir con amor como Jesús

Juan 15:12–13 “Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.”

Jesús construyó Su obra sobre el fundamento del amor. Amó sirviendo, perdonando, sanando, abrazando y finalmente entregando Su vida.

Efesios 5:2 “ Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo, quien nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, aroma agradable a Dios.”

El amor no es solo un sentimiento pasajero, sino una decisión constante que da solidez a todo lo que edificamos. Sin amor, incluso las obras más “espirituales” terminan cayendo.

Amar como Cristo es construir con eternidad en mente, levantando algo que permanecerá incluso más allá de esta vida.

1 Corintios 13:8-10 “La profecía, el hablar en idiomas desconocidos, y el conocimiento especial se volverán inútiles. ¡Pero el amor durará para siempre! Ahora nuestro conocimiento es parcial e incompleto, ¡y aun el don de profecía revela solo una parte de todo el panorama! Sin embargo, cuando llegue el tiempo de la perfección, esas cosas parciales se volverán inútiles.”

El amor une cada uno de los pilares de la fe, la obediencia y el valor.

¿Estoy edificando mis relaciones, mi ministerio y mi propósito con el amor que Cristo me mostró primero?

Conclusión

Construir una vida sólida no ocurre por casualidad, sino sobre un fundamento firme: Cristo.

Se necesita fe para dar los primeros pasos, obediencia para avanzar, valor y coraje para mantenerse en pie, y amor para completar la obra.

Solo lo que se edifica sobre Jesús perdura. Él no es sólo el fundamento, sino también el arquitecto y el constructor de todo lo que realmente tiene valor eterno.

1 Corintios 3:10–11 “Cada uno mire cómo sobreedifica… porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.”


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