
Procesados para gobernar

Introducción
Los planes de Dios para sus hijos son de bien, son mayores de lo que podemos dimensionar. Pero nos debe capacitar y preparar para mayores responsabilidades. La manera en que somos preparados son las pruebas y dificultades. Al tener esta comprensión, de que existe propósito en todo lo que pasamos, nos cabe agradecer a Dios aun por las cosas que no entendemos y pararnos firmes en el saber que a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien.
Lo que sabemos
Lo que sabemos es que Dios no miente y tenemos absoluta seguridad, que todo cuanto nos sucede en esta vida es una secuencia de sucesos que conspiran para nuestro bien.
Romanos 8:28 «Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.»
Ahora, esta promesa no está dirigida a todas las personas, sino a quienes Lo aman, y por tanto son llamados para cumplir Su propósito en esta vida.
Lo que no sabemos
Lo que no sabemos es como se darán las cosas, o como debemos orar ante situaciones que no encontramos explicación. PERO ahí es donde actúa el Espíritu Santo.
Romanos 8:26 «Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.»
Romanos 8:27 «Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios.»
- El Espíritu Santo nos ayuda en esos momentos difíciles, de debilidad y fragilidad. Él esta para fortalecernos y consolarnos.
- El Espíritu Santo ora por mi. O sea, como Él se hizo UNO conmigo cuando recibí a Jesús en mi corazón (1Co.6.17: El que se une al Señor, un espíritu es con Él), Él levanta un clamor desde mi interior, y Dios, quien mira el corazón (1Sam.16.7) atiende a esa ferviente oración que está en armonía con Su voluntad para mi vida.
Cuando nosotros no sabemos, el Espíritu Santo en nosotros sí sabe y por eso podemos estar en paz de que, aunque no entienda, Dios responde a esa oración y hará que todo obre para mi bien.
Condicionante: Amar a Dios
¡Si amamos a Dios, estamos sentenciados a ser bendecidos!
Por las dudas recordemos que amar a Dios no se demuestra con palabras sino con acciones.
1 Juan 4:20 «Si alguien dice: «Amo a Dios» pero odia a un hermano en Cristo, esa persona es mentirosa pues, si no amamos a quienes podemos ver, ¿cómo vamos a amar a Dios, a quien no podemos ver?»
Juan 14:15 «Si me aman, obedezcan mis mandamientos.»
Llamados a Gobernar
Dios nos llamó para cumplir Su propósito, y éste es el de gobernar aquí y en el eternidad juntamente con Cristo.
Lucas 19:17 «¡Bien hecho! —exclamó el rey—. Eres un buen siervo. Has sido fiel con lo poco que te confié, así que como recompensa serás gobernador de diez ciudades.»
Apocalipsis 5:10 «Y la has transformado en un reino de sacerdotes para nuestro Dios. Y reinarán sobre la tierra».»
1 Corintios 6:3 «¿No se dan cuenta de que juzgaremos a los ángeles? Así que deberían ser capaces de resolver los conflictos comunes y corrientes que ocurren en esta vida.»
Pero para gobernar necesitamos madurar para que alcanzar el carácter de Cristo. Este proceso es un proceso de amor y nos lleva a gobernar primero nuestra propia vida, nuestra casa y luego nuestro entorno.
Nosotros no decimos: "Yo soy así, y el que me quiere que me aguante"
Un verdadero hijo de Dios es transformado día a día pareciéndose más y más a Jesús.
José, procesado para gobernar
Encontramos en la Biblia la historia fascinante de José, quien pasó por varios momentos muy difíciles e injustos en su vida. Con 17 años de edad, Dios lo estaba procesando para que a sus 30 sea el hombre más trascendente de todo Egipto, el mayor de todos los imperios en ese entonces.
Dios enseñó a José que para gobernar se necesita:
Ser humilde
José tuvo dos grandes sueños que fueron de parte de Dios; el primero donde gavillas de trigo de sus hermanos se inclinaban ante él, y otro donde el sol, la luna y once estrellas también se inclinaban ante él.
Si bien, José amaba a Dios, cuando cuenta el sueño a sus hermanos y a su padre Jacob, todos lo tomaron como algo de gran arrogancia, altivez y soberbia de su parte. Sin duda así habrá sonado José.
Una persona humilde y madura no se auto exalta, y aun las revelaciones de Dios sabe cuando y como contarlas. El apóstol Pablo tuvo muchísimas revelaciones y luchaba en mantenerse humilde por ellas, y aun hubieron algunas que Dios no le permitió contar (2Co.12.4).
Permanecer ante la traición
José era muy odiado por sus hermanos porque era el favorito de Jacob y un día cuando José fue enviado por su padre para supervisar el trabajo de sus hermanos, estos lo lanzaron a un pozo, luego lo vendieron como esclavo, mancharon de sangre su ropa y dijeron a Jacob que alguna bestia lo habría devorado.
José tuvo que aprender que su amor a Dios no podía depender de los demás pues quienes deberían protegerlo terminaron traicionándolo.
¿Pensaste dejar de congregarte o hasta apartarte de Dios por la traición o decepción de alguna persona o familiar?
Tener una clara identidad
De un momento a otro, José pasó de ser el hijo favorito de un hombres riquísimo a un esclavo. Ya no tenía apellido, posesiones, amigos; ahora era solo Dios.
Nosotros somos hijos de Dios, ciudadanos del cielo, herederos de Cristo y debemos ser consecuente a ello en nuestra manera de actuar. No nos mueve lo que otros dicen o piensan de nosotros, pues buscamos agradar a Dios y no a los hombres.
Soportar las injusticias
José fue vendido al comandante del ejercito del faraón, Potifar, quien pronto se dio cuenta de que todo lo que José hacia prosperaba (se ve que José aprendía rápido lo que las pruebas le enseñaban, se mantenía firme y confiaste en el Señor).
Él terminan encargándose de absolutamente todo en casa de Potifar, pero la esposa de éste no dejaba de acosarle, cada vez escalaba más la persecución, al punto de que un día ella le estira a la cama de la ropa y Jose huye prácticamente desnudo. En el despecho la mujer lo injuria diciendo a su marido que José quizo abusar de ella, lo que provoca tal enojo en Potifar que lo envía a la cárcel.
¡Qué injusticia!, habiendo hecho todo perfectamente bien, por una mentira termina preso por unos 10 años.
¿Culpaste alguna vez a Dios por injusticias que pasaste o viste? ¿sigues creyendo que Él es bueno?
1 Juan 5:19 «Sabemos que somos hijos de Dios y que el mundo que nos rodea está controlado por el maligno.»
Este mundo es injusto, entendamos bien eso, y estaba bajo el maligno, por eso nosotros somos llamados a traer la justicia de Dios en donde estemos, ¿cómo?, se hace justicia cuando predicamos y alguien recibe la vida eterna al creer en Jesús, se hace justicia al ser libre del pecado, libre de la enfermedad, libre de la depresión, se hace justicia al recibir el gozo y la paz que este mundo no puede dar.
Ver la necesidad de otros
José también prosperó rápidamente en la cárcel ya que se volvió el preferido del encargado y pronto José estaba a cargo de los demás presos y de organizar todo en ese lugar.
Dos presos habían tenido un sueño y no sabían que significaba, esto los tenía notablemente preocupados. Aquí hay una hermosa joya, y es que José, quien con todo derecho podría vivir victimizándose y ensimismado por todo lo que había sufrido, aprendió lo más importante, a interesarse por la necesidad de los demás. No vivía mirando su miseria sino que un día caminando en la cárcel notó algo.
Génesis 40:6 «Cuando José los vio a la mañana siguiente, notó que los dos parecían preocupados.»
José los VIÓ, Jose NOTÓ que tenían preocupación. A veces vemos pero no notamos el dolor o la angustia de otros, porque estamos demasiado concentrados en nosotros mismos y vemos solo nuestros problemas. Cuando nos ocupamos de la necesidad de otros nos damos cuenta que nuestro problema no es tan grabe, además de que eso mueve la mano de Dios a nuestro favor.
Antes José solo soñaba ahora interpretaba sueños. El Señor pone dones en nuestras vidas cuando hay empatía para bendecir a otros.
Este es un gran paso para poder estar en posiciones de gobierno, y es la razón porque los gobiernos del mundo no funcionan pues quien sube mira primero lo suyo.
Esperar en Dios
Después de interpretar el sueño de ambos presos, le pide al copero del faraón, a quien profetizó de que en dos días sería restituido en su cargo, que por favor se acuerde de él para que lo saquen de la cárcel. El copero le dijo que sí, PERO… se olvidó. Y tuvieron que pasar más dos años para que Dios se asegure que José volvía a esperar solo en Él.
Un día, el Faraón tuvo un sueño que nadie podía interpretar y ahí el copero recuerdó a José. En un momento, en un día normal en la cárcel, mandan llamar urgente a José, lo bañan, afeitan, recibe nuevas ropas; José interpreta el sueño, trae la solución al problema que el sueño revelaba, y en un momento pasa de ser un esclavo-preso a ser el gobernador de todo Egipto.
La fe y la paciencia obran las promesas de Dios (He.6.12). Aprendamos a confiar en Dios y esperar en Él, porque Dios siempre cumple y nunca llega tarde.
Liderar sin rencor
Sucedió conforme al sueño de Faraón, después de los 7 años de abundancia, llegaron los 7 años de hambruna de todo el mundo conocido. Los hermanos de José terminan yendo a comprar comida de José y éste termina trayendo a toda su familia a Egipto, reencontrándose de manera emocionante con su padre Jacob quien lo tenía por muerto. Consigue la mejor tierra para sus ganados.
Cuando Jacob muere, los hermanos de José entran en pánico pensando que ahora sí se vengaría, se humillan nuevamente delante de José, le piden misericordia y José les responde con bondad y ternura a quienes tanto mal le habían hecho, revelando un corazón tratado y como el corazón de Dios.
Génesis 50:19–21 «Pero José les respondió: —No me tengan miedo. ¿Acaso soy Dios para castigarlos? Ustedes se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas. No, no tengan miedo. Yo seguiré cuidando de ustedes y de sus hijos. Así que hablándoles con ternura y bondad, los reconfortó.»
Dios puede confiarnos responsabilidades grandes cuando sabe que no seremos movidos por el resentimiento, sed de venganza, celos o discriminación.
Amar a los amigos lo hace todo el mundo, Jesús nos llama a amar a nuestros enemigos. Invitar a comer o prestar dinero a quienes esperamos algún retorno no tiene nada de especial, pero invitar a comer o dar a quien nada nos puede dar tiene recompensa eterna.
Dejemos que el Señor trabaje en nuestras vidas, dejémonos moldear por él y seamos rápidos en preguntar cual es el propósito de la prueba, que debo aprender, antes de quedarnos POR AÑOS empantanado en la pregunta del ¿POR QUÉ?
¿Identificas áreas que Dios quiere moldearte al carácter de Cristo y hacen que las mismas pruebas vengan a tu vida? ¿Le preguntaste a Dios que quiere que aprendas con la prueba que estas pasando en este momento?, o le preguntaste ¿por qué a mi?
Dios quiere llevarte de gloria en gloria a la misma imagen de Jesús, eres como el oro, y el fuego de la prueba no es para quemarte sino para purificarte.
¡Pasa los procesos con la alegría de saber que Dios está contigo!