
Salvos para Salvar

Lucas 19:10 “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Introducción
Cuando entendemos de qué nos salvó Jesús, valoramos más Su gracia, amamos más Su presencia y compartimos más Su mensaje.
Muchas veces, los creyentes empezamos a enfriarnos porque nos olvidamos de aquello de lo que fuimos salvos. En Juan 10:10 podemos entender perfectamente que: “El enemigo no puede quitarte la salvación, pero sí puede hacer que la olvides, la ignores o la dejes de valorar”
¿Alguna vez te pasó que recién valoraste tu salud luego de recuperarte de una enfermedad? Así también pasa en la vida espiritual: “Valoramos más la salvación cuando sabemos que estuvimos perdidos.”
Por eso, como hijos de Dios debemos entender estos puntos claves para nuestra vida.
A. De qué fuimos salvos
1. Recordemos que estábamos perdidos
Romanos 3:23 nos muestra que “...todos pecamos, y estamos destituidos de la gloria de Dios.” Y el versículo 10 nos enseña que “No hay justo, ni aun uno.”
Efesios 2:1-5 “Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados. Vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo (el líder de los poderes del mundo invisible), quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a Dios. Todos vivíamos así en el pasado, siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza, éramos objeto del enojo de Dios igual que todos los demás. Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. ¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!
“Hay muchos que nunca supieron que estuvieron perdidos, por eso no valoran haber sido hallados.”
Si no entendemos la profundidad de nuestro pecado, nunca vamos a valorar la magnitud de Su gracia. El problema del ser humano no es solo “ser una mala persona”, el pecado no nos enfermó, sino que nos mató espiritualmente. Jesús no vino a mejorarte, vino a darte una nueva VIDA.
¿Qué significa para vos que “estábamos muertos” antes de Cristo?
¿Recuerdas cómo era tu vida antes de conocer a Jesús?
¿De qué cosas te salvó Dios personalmente?
Romanos 5:8 “Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores”.
Romanos 5:20 “La ley de Dios fue entregada para que toda la gente se diera cuenta de la magnitud de su pecado, pero mientras más pecaba la gente, más abundaba la gracia maravillosa de Dios”.
2. No durmamos espiritualmente
Mateo 13:24–30 “La siguiente es otra historia que contó Jesús: «El reino del cielo es como un agricultor que sembró buena semilla en su campo. Pero aquella noche, mientras los trabajadores dormían, vino su enemigo, sembró hierbas malas entre el trigo y se escabulló. Cuando el cultivo comenzó a crecer y a producir granos, la maleza también creció. »Los empleados del agricultor fueron a hablar con él y le dijeron: “Señor, el campo donde usted sembró la buena semilla está lleno de maleza. ¿De dónde salió?”. »“¡Eso es obra de un enemigo!”, exclamó el agricultor.»“¿Arrancamos la maleza?”, le preguntaron.»“No—contestó el amo—, si lo hacen, también arrancarán el trigo. Dejen que ambas crezcan juntas hasta la cosecha. Entonces les diré a los cosechadores que separen la maleza, la aten en manojos y la quemen, y que pongan el trigo en el granero”
¿Qué significa “dormir espiritualmente”?
¿Qué cosas pueden hacernos dormir o distraernos del propósito de Dios?
¿Cómo podemos mantenernos despiertos como creyentes?
Si la iglesia duerme espiritualmente, el enemigo puede plantar confusión, división y falsedad dentro de ella. La cizaña se parece al trigo, pero no da fruto verdadero. Hoy el enemigo quiere seguir sembrando ideas que confunden la verdad del Evangelio. Mateo 26:41 nos exhorta diciendo “Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil”.
3. Cuidemos la presencia de Dios
Hebreos 9:4b “...Dentro del arca había un recipiente de oro que contenía el maná, la vara de Aarón a la que le habían salido hojas y las tablas del pacto que eran de piedra.”
El arca del pacto representaba la presencia de Dios en medio del pueblo y contenía tres elementos que también hoy el enemigo intenta quitarnos:
● La vara de Aarón, que representa la Autoridad de Dios.
Mateo 28:18 “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra”.
El enemigo quiere que vivamos sin autoridad espiritual, sin identidad. Pero Dios nos dio identidad y autoridad como Hijo de Dios.
● El maná, que representa la Provisión de Dios.
Filipenses 4:19 “Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús”.
El enemigo quiere que dudes de la fidelidad de Dios. Él sigue siendo tu proveedor.
● Las tablas del pacto que representa la Ley de Dios que nos da dirección y nos guía a vivir en santidad.
Juan 14:15 “Si me aman, obedezcan mis mandamientos.”
1 Juan 3:4 “Todo el que peca viola la ley de Dios, porque todo pecado va en contra de la ley de Dios”
Hoy el enemigo quiere eliminar el estándar de Dios y convencernos de que la gracia significa “vivir sin límites”. Sus mandamientos nos muestran cuál es el camino correcto por el que debemos caminar, es nuestra guía al cielo.
“La gracia no es licencia para pecar, sino poder para vivir en santidad.”
Cuando un niño recibe un regalo y sabe que hay más para otros, corren a contarle a sus amigos el lugar donde se está dando ese regalo, no es necesario hacer mucha propaganda, él solo puede contar la buena noticia a todo el barrio.
Cuando sabes de qué fuiste salvo, no querés quedarte callado. Tu corazón arde por contarle a otros lo que Cristo hizo contigo. Háblale a tus parientes, amigos y compañeros de ese hermoso regalo de la salvación e invítalos a la Iglesia que es donde podemos disfrutar juntos de ese regalo. Como dijo Pablo en:
1 Corintios 9:16b “¡Qué terrible sería para mí si no predicara la Buena Noticia!”
B. Qué hacemos en la Iglesia
Nos reunimos como Iglesia para rendirle culto a Dios junto con Su pueblo. Todo lo que hacemos tiene un propósito eterno.
1. Compartimos en comunidad
Hechos 2:42-47 “La iglesia primitiva vivía en comunidad, compartía, se conocía y se cuidaba, también adoraba, oraba y bendecía”.
Salmo 133:1 ¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía!
Compartir juntos un café no es un pasatiempo: es comunión, es familia.
2. Alabamos y adoramos a Dios
Salmo 22:3 “Dios habita en medio de las alabanzas de su pueblo”.
Salmo 150:6 “Todo lo que respira alabe a Jehová”.
No cantamos por costumbre; cantamos porque Él vive. Cuando la iglesia une sus voces en adoración, la atmósfera cambia y el Espíritu Santo se mueve.
3. Oramos y bendecimos a las autoridades
1 Timoteo 2:1–2 “En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad. ”
Oramos por nuestra nación, por nuestras familias y por la iglesia porque creemos que Dios gobierna sobre todo.
4. Escuchamos la Palabra de Dios
Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.
Juan 5:39 “Ustedes estudian las Escrituras a fondo porque piensan que ellas les dan vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a mí!”
Cuando los niños recitan versículos, la Palabra de Dios se planta como semilla eterna. Estudiamos la Palabra de Dios porque tiene el poder de transformar vidas, nos acerca más a Cristo y podemos escuchar su voz a través de ella.
5. Somos generosos y bendecidos
2 Corintios 9:7 “Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”
Números 6:24–26 “'Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor sonría sobre ti y sea compasivo contigo. Que el Señor te muestre su favor y te dé su paz”. '
Damos en gratitud y adoración porque reconocemos que todo viene de Él, recibimos la bendición pastoral y celebramos porque Dios ha sido y será fiel.
C. Nuestro llamado es a los de afuera
Marcos 16:15 “Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos.”
Juan 20:21 “Como el Padre me envió, así yo os envío.”
Servir a Dios y a los hermanos en los equipos de la iglesia con nuestros dones es bueno, y Dios se agrada de ello, pero no es el fin, es el medio. Nuestro llamado principal es llevar el mensaje de salvación a los perdidos.
Conclusión
Hoy Dios te está desafiando a despertar en estas tres áreas:
1. Personal: Recordar de dónde nos sacó Dios y de qué nos salvó.
2. En comunidad: Valorar y servir en la iglesia participando con propósito.
3. En misión: Que tengamos una carga por las almas perdidas, invitemos a otros a la iglesia y compartamos el mensaje del regalo de la salvación.
Efesios 5:14 “Despiértate tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.”